Podría haber ido mejor. Desde aquel marzo o abril del 2004
muchas cosas más podrían haber sucedido para meter en una biografía o reseña de
Rey Muerto. Pero la idiosincrasia de la propia banda conducía hacia una
trayectoria inestable, irregular y poco prolífica. Imagínate a los típicos
cuatro amigos de barrio de toda la vida. compartiendo intereses, sueños y
sinsabores en los recreos del instituto. Saliendo al parque a beber los fines
de semana. Así, con ese nombre tan costra y tan adolescente se formó Rey
Muerto. ¿qué prisa había por nada, más que por pasar el tiempo? Si no tienes
aspiraciones de ningún tipo, ¿qué hay de malo en tirarse cuatro años haciendo
versiones de otros grupos con tal de matar el tiempo en un local de ensayo?
Desde luego también podría haber ido peor. Podía haberse
quedado en eso, como tantas otras veces, un simple grupo de amigos haciendo
versiones. Afortunadamente la cosa fue a más. Algo de inquietudes tenían y a lo
largo de ese tiempo algo de técnica aprendieron. Todo sin forzar la máquina,
sin esperar nada a cambio, como algo natural, que caía por su propio peso. Y
así se compusieron sus primeras canciones y después se grabaron. Decir que fue
de forma underground e independiente sería encubrir que fue una grabación de
pésima calidad y de un amateurismo casi obsceno. Pero bueno, a ellos les daba
igual. A nosotros también la verdad. El caso es que ese momento quedó
registrado para siempre, con esa esencia que tiene su punto entrañable. Si
queremos hacer justicia hay que decir que Rey Muerto pecaron siempre de una
frustrante falta de iniciativa. No movían un puto dedo por nada. A veces es
sorprendente pensar cómo echó a andar algo a lo que ninguno de sus miembros le daba
cuerda. Es verdad que si algo te importa hay que cuidarlo. Y por muy poco que
les importase, a Rey Muerto les importaba su banda. Así se libraban de
venderse, de rebajarse, de ser unos posers, de lamer culos, de hacer la pelota,
de ser unos guays. Vale. Pero un poco
más podían haber movido el culo, seguro que ahora su ilusión estaría más
reconocida. En fin, no se puede tener todo supongo.
Aquí entrarían los cuatro colgados que vieron algo en esos
otros cuatros colgados encerrados en su barrio. Contaron con ellos y así Rey
Muerto empezó a tocar en varios locales de Madrid, a sonar en alguna radio, a
salir un poco de su círculo de amistades e incluso a editar un EP.
Hacia el 2010 ya había ciertos síntomas de cansancio, algo
parecido a las relaciones de pareja, ya sabes. La enfermedad se hacía patente y
en este punto el Rey Muerto empezó a gobernar su maltrecho feudo desde la cama,
postrado y quejumbroso. En junio de 2011 se dio un último concierto al que
siguió un parón de más de seis meses. Se podría hablar de ese período como el
gran estado comatoso. La gente preguntaba por ellos pero no había signos de
mejoría. La esperanza tampoco se podía perder porque nunca llegaba el
definitivo certificado de defunción. Parece que al cabo de mucho tiempo, poco a
poco, el grupo se reactivó, pero muy poco a poco. Ya te haces a la idea: las
experiencias en el túnel, las luces, el desentumecimiento de los músculos, etc.
El primer síntoma de vitalidad patente fue la grabación en verano de 2012 de
una segunda maqueta. En ella se incluían los temas que habían compuesto en su
etapa activa pero que por esa dejadez mórbida no habían llegado a grabar en su
momento. Después vendría, en las Navidades de ese mismo año, la vuelta a los
escenarios en el festival del fin del mundo maya. Algunos pensaron que aquello
era la vuelta definitiva. Pero una vez más Rey Muerto nos decepcionaba y nos
equivocábamos. La desidia era tal que nadie había movido esa maqueta grabada en
verano. A día de hoy sigue oculta entre archivos de ordenador, esperando a ver
la luz. Pero llegados a este punto, los seguidores de este grupo madrileño
volvemos a tener fe, a recuperar la sonrisa y el brillo de los ojos. Por sesión
doble, los campeones del pasotismo nos prometen volver a dar un concierto y,
además, presentar su ansiada segunda maqueta.
Eso será el día 27 de junio, en Madrid, en la sala Funhouse.
Esta vez ellos han prometido no fallar. La decepción sería que nosotros no
pudiéramos estar para comprobarlo.
Anónimo
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